"...En cada adorno se abraza al animalito diciéndole, “Gracias papito, gracias mamita, vas a cuidarte mucho”. Así entre risas, mucha alegría y bastante cansancio se finaliza con la marcación de toda la tropa..."
Al amanecer, va el ganadero con una bandera blanca junto a su esposa, cargados ambos con su aguayo, al son de una guitarra que entona la canción de la alpaca y la llamita. El ganadero lleva incienso y copal encendido para ingresar al corral de su ganado, una vez dentro, ambos tomados de la mano van bailando y girando alrededor del corral cantando alegres con mucho sentimiento de cariño y amor, agradeciendo a su tropa las crías y maltones de ese año.
La mujer saca de su chuspa el azúcar y lanza hacia el ganado como señal de festejo para ellos, luego se disponen en el centro del Kanchuyo para abrir su aguayo, el cual guarda valiosos elementos que han transcendido tantas generaciones. Con mucho respeto y solemnidad, proceden a honrar a los ancestros con cocoroco y hermosas hojas de coca, agradeciéndoles, pidiendo protección y guía para iniciar en buena hora la celebración. Luego se arrodillan, agradeciendo a Dios y a la Pachamama por las bendiciones recibidas, dan de beber cocoroco a los Titis y Patos. Challa, serpentina y bellas hojas de coca adornan su dormir eterno en el aguayo, ahora sus espíritus presenciaran la ceremonia para que traigan los mayores parabienes a la tropa.
El ganadero escoge a su maltón hembra y maltón macho más bellos entre todos, los lacea con soga, los yapinta con el chaco y adorna con un hermoso arete a la maltona hembra y chiquillo para su maltón Macho, los engalana con lanas de colores rosados y rojos, símbolo de belleza para ellos, serpentina, azúcar, challa blanca y hojas de coca cubren el lomo de la pareja de animales. El ganadero y su señora se arrodillan ante ellos, los abrazan y besan sus mejillas con amor como si fueran su hijos, agradeciéndoles desde ya las crías venidera. Pero lo más importante en esta ceremonia es el casamiento simbólico de la pareja de animales, uniéndolos con un bello Ango (collar tejido de bellos colores) hecho especialmente para la ocasión. Ahí, como animales maltones, vigorosos y sanos, bendecidos por los espíritus guardianes de la Pachamama, se les encomienda la gran labor de ser guías de la tropa durante ese año, para que, junto al Titi y el Pato, protejan a la tropa de los peligros de la montaña donde habita el zorro y el puma, quienes no lastimaran a ninguno de los animales, más bien, serán ellos los Pastores en estos paisajes y también estarán protegidos de las aguas donde abundan los fangos y caudalosos ríos, territorio del pato que también protegerá de los peligros que existan, es así que la tropa aunque el dueño no pueda estar presente estarán siempre protegidos por ellos.
Una vez terminada la condecoración a la pareja de animales, se acercan los convocados por la bandera blanca que ha colocado el ganadero en su Kanchuyo, familiares y vecinos. Alegres y entusiasmados vienen ayudar a la familia del ganadero, así también demostrar sus destrezas para atrapar a las decenas de ejemplares que deben ser adornados y marcados por sus dueños, desde adultos hasta niños aguardan con sus adornos y su marcas distintivas que le han hecho a cada uno de sus animalitos y poder conocer así a los nuevos integrantes de la tropa, se adorna a todos los animales con mucha alegría y cariño, cada dueño debe demostrar afecto a sus animalitos dándole abrazos y besos, es ese momento en que los adultos acercan a los niños a los animales, enseñándoles esta demostración de afecto y respeto por el ganado, y se les enseña que es una emoción importante, si no tiene este sentimiento sincero, sus animalitos podrían morir en un futuro próximo o ser atacado por enfermedades, pues ellos perciben las emociones de sus dueños, por eso debe ser un cariño sincero para que el dueño tenga suerte con sus animales.
En cada adorno se abraza al animalito diciéndole, “Gracias papito, gracias mamita, vas a cuidarte mucho”. Así entre risas, mucha alegría y bastante cansancio se finaliza con la marcación de toda la tropa, el ganadero muy cansado pero alegre invita a los asistentes una rica malta que prepara en el mismo corral, chaltan al ganado y a la pachamama, celebran haber terminado con bien, luego se suelta a la tropa de animales para que vayan a pastar al campo, estos alegren salen de su corral, saltando y danzando, pues saben que han sido festejados y son apreciados. Felices y corriendo como si trajeran mucha prisa se dirigen a sus campos, cada uno llenos de hermosos colores que adornas aún más los fértiles bofedales. El ganadero agradece a los asistentes que han concurrido a la invitación de su bandera blanca, y ha dejado un macho para sacrificarlo con mucho respeto y sin sufrimiento, pues es uno de principios del ganadero aymara que debe enseñar a sus descendientes: mostrar siempre respeto, agradecimiento y bajo ninguna circunstancia hacer sufrir a su ganado. Una vez finalizada la faena la familia invita un abúndate almuerzo, de asado, papas y chuños a sus asistentes, agradecidos por compartir la alegre celebración.
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Por Carolina Imaña, Comunidad de Parinacota
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